¿Y si el juego fuera la clave para aprender, cuidar el planeta y construir comunidad? Eso es lo que demuestra la Escuela Especial Rapa Nui, una comunidad educativa que lleva la innovación y la sustentabilidad al corazón de su proyecto.
Una escuela que se juega por completo
En la Escuela Especial Rapa Nui el juego no es un recreo: es una forma de enseñar, de aprender y de encontrarse. Desde dinámicas lúdicas en el aula hasta proyectos que integran movimiento, creatividad y colaboración, el juego se vive como una herramienta poderosa para incluir, expresar y transformar.
Aquí, cada actividad está pensada desde la diversidad. Se respetan los tiempos, las formas de comunicar y los intereses de cada estudiante, haciendo del juego un verdadero puente para la inclusión.
Sembrar, cuidar, aprender
La sustentabilidad también se vive en clave lúdica. En esta escuela se planta, se cosecha, se recicla y se crea a partir de materiales reutilizados. Todo se transforma en una oportunidad para jugar aprendiendo y aprender jugando.
Huertos escolares, campañas de reciclaje y actividades al aire libre son parte del día a día. No como “proyectos extra”, sino como una forma concreta de enseñar a cuidar el entorno desde lo cotidiano.
Comunidad que se involucra
Nada de esto sería posible sin una comunidad comprometida. Acá, docentes, asistentes, familias y estudiantes trabajan codo a codo. Se acompañan, proponen y construyen juntos una escuela donde el respeto, el cuidado y la alegría son protagonistas.
Más que un modelo, la Escuela Especial Rapa Nui es un ejemplo vivo de que otra educación es posible: más humana, más inclusiva, más conectada con la vida.
Una inspiración para seguir jugando
Desde el Observatorio del Juego celebramos esta experiencia y aprendemos de ella. Porque cuando el juego se cruza con la sustentabilidad y la comunidad, nacen formas de educar que no solo enseñan, sino que transforman.